11 de marzo de 2008

Todos (ejem) somos Zimmy


Si tu vida ha marchado bien sin necesidad de que sepas quiénes son Suze Rotolo, Sara Lownds, Albert Grossman, Pete Seeger, Woody Guthrie, Allen Ginsberg, Joan Baez, Bob Neuwirth y Horace Judson, entre otros, es probable que I’m not there te parezca un filme tan torcido como las líneas de esta canción:

Ah get born, keep warm
short pants, romance, learn to dance
get dressed, get blessed
try to be a success
please her, please him, buy gifts
don't steal, don't lift
twenty years of schoolin'
and they put you on the day shift…


Y salgas a la noche preguntándote si no ha sido todo una vacilada para que Dylan, inaprensible, fugitivo, resulte aún más complejo de asir.

A la manera de Chronicles, el primer tomo autobiográfico de Dylan, la película de Todd Haynes está armada con una serie de postales cuyas palabras ayudan, a veces, a entender el contexto de la imagen, y en otras sólo conectan con quien conozca generalidades biográficas de Dylan. ¿Detalles? No hay tantos en el filme. De hecho, abundan las escenas que tienen plena correspondencia con la mitología, mas no con los hechos. Por ejemplo, un Pete Seeger de mentiritas, enfurecido por la irreverencia eléctrica y el alto volumen con que Jude Story y sus muchachos desmelenan a los asistentes a un festival folk (Newport 1965), coge un hacha para cortar el cable de la energía y Grossman —el manager que con turbios negocios se benefició en los años sesenta con el 50% de los derechos que las canciones de su protegido producían— se le va encima para impedírselo. Hay gente y periodistas que juran haber visto ese incidente, pero ha sido el mismo Seeger quien les ha puesto un mentís en diversas entrevistas y jura y perjura que no tomó ningún instrumento para poner el orden, aunque él señala que ni su esposa le cree.

Las fuentes de Haynes son, en apariencia, sencillas de hallar. Hay referencias a los documentales Don’t look back y Eat the document, al ya referido Chronicles —donde por allí afirma su autor que Denzel Washington podría interpretar a Woody Guthrie en la pantalla grande— , a Dylan, de Howard Sounes —disponible en español como Dylan, la biografía (Reservoir Books, Random House Mondadori)—, el extenso volumen de entrevistas editado por Rolling Stone, The Essential Interviews, de donde se extrajeron no pocas ideas (un largo recitativo del Woody Guthrie de once años tiene su origen en la charla que Nat Hentoff, de Playboy, sosutuvo con el compositor:

Hentoff: What made you decide to go the rock n' roll route?
Dylan: Carelessness. I lost my one true love. I start drinking. The first thing I know, I'm in a card game. Then I'm in a crap game. I wake up in a pool hall. Then this big Mexican lady drags me off the table, takes me to Philadelphia. She leaves me alone in her house, and it burns down. I wind up in Phoenix. I get a job as a Chinaman. I start working in a dime store, and move in with a 13-year old girl. Then this big Mexican lady from Philadelphia comes in and burns down the house. I go to Dallas. I get a job as a "before" in a Charles Atlas "before and after" ad. I move in with a delivery boy who can cook fantastic chili and hot dogs. Then this 13-year old girl from Phoenix comes and burns the house down. The delivery boy, he ain't so mild. He gives her the knife, and the next thing you know I'm in Omaha. It's so cold there, by this time I am robbin' my own bicycles and frying my own fish. I stumble into some luck and get a job as a carburator out at the hot-rod races every Thursday night. I move in with a High School teacher who does a little plumbing on the side, who ain't much to look at, but who's built a special kind of refigerator that can turn newspaper into lettuce. Everything's going good until that delivery boy shows up and tries to knife me. Needless to say, he burned the house down, and I hit the road. The first guy who picked me up asked me if I wanted to be a star. After what I'd been through, how could I refuse?
Hentoff: And thats how you became a rock n' roll singer?
Dylan: No, thats how I got tuberculosis.

En lo visual, las influencias tienen mucho de Fellini —8 ½—, algo del cinéma vérité y no poco del documental de D.A. Pennebaker (Don't look back). Vista a la distancia (su premiere fue hace más de dos meses), tengo la impresión de que I'm not there es un mero juego de Memoria para los obsesos de Dylan que se la pasarán bomba diciendo: "¡¡Ése es Fulano... y aquél es Zutano!!" porque más allá de eso la trama salta en direcciones arbitrarias —que tal vez satisfagan a los amantes del cine duro de tragar—, en apuntes humorísticos bien logrados —The Beatles como ardillas dopadas y excitadas— y en escenas dramáticas construidas con concreto armado (el papel de Suze-Sara le queda muy grande a Charlotte Gainsbourg).
I'm not there es un vehículo promocional más para una figura enigmática. Puesto a elegir, me quedo con algunos libros y documentales sobre Zimmy... y, por supuesto, con la memoria de dos noches ante él.

2 comentarios:

Manuela Santiago dijo...

Fue un viaje de casi tres horas por esa espesura bien documentada. Por un momento sentí que llevaba lentes especiales para avanzar con seguridad a través de la cuarta dimensión. Bla bla bla.

No sé porque el cabello del 'Freewheelin' (Blanchett) me deja sabor a selva Colombiana -cuando era penetrable-, humeda y sofocante, pero justa para quien es un poco masoquista. Delicioso.

Me divertí -sobretodo detestando la mandíbula de Charlotte Gainsbourg-.

Reitero mi amor por Cate Blanchett.

No debo reiterar mi amor por Zimmy Kimmy.

rogelio garza dijo...

esteee... qué más se podría agregar a tu documentado post?

estuve a punto de entrar a ver la película, pero por razones de logística entré a ver Paranoid Park de Gus Van Sant, te le recomiendo mucho.

en cuanto a Dylan, pues me late (el de New Morning) pero no soy fan. hace poco un amigo me puso el documental de Scorsese, es bastante bueno.