11 de septiembre de 2007

Hedor

Dice Greil Marcus: "Algunas veces el país construido en la lista de popularidad de discos cambia más rápido que el mismo país. En su sentido más intenso, esa lista no es un reflejo de los eventos consignados en los periódicos —o incluso de los eventos que margina la prensa pero de los que de alguna manera se habla— sino una versión de ellos. Así, lo estúpido, el cliché y lo insípido se convierten de un momento a otro en la Verdad."

Mientras intento descifrar esto, la radio —o con más precisión: La Zeta— espeta su exitoso repertorio en la fonda donde infructuosamente hinco el diente a un remedo de carne asada. A mi lado, un solitario lee un diario, ¿pero lo lee o en realidad se regodea en las fotografías de accidentes, crímenes y de turgentes y anónimas modelos que con una historia de doscientos cincuenta caracteres adquieren nombre e identidad? El sonsonete que emerge de una canción (?) de Cuisillos espesa el ambiente... los efectos de su carencia de acuerdos sonoros confirma que entre el oído y el olfato hay conexiones insospechadas. En apariencia, esa suma de sonidos se puede tolerar al volumen que ahora está, pero en cambio torna irrespirable el aire. Los clichés gruperos hieden. Dejar que esas voces laceren los sentidos es como asomarse a un bote de basura orgánica, rebosante y fermentada desde hace varios días. Escapo.

Llego al Parque Lincoln. Dos jóvenes discuten en una banca cercana sobre las declaraciones de un policía de alto rango, quien aseguró ante los medios que las explosiones de gasoductos estaban anunciadas desde unos días antes. De allí pasan a comentar la carrera de autos —que a cierta velocidad vuelan y se llevan a todos los mirones— anunciada por el jefe de gobierno de esta ciudad y que en unos días tendrá como escenario el Paseo de la Reforma. ¿Y qué se ficieron los afanes ciclistas del mandatario de izquierda? ¿No sabe cuánto contaminan esos vehículos con su pedorrera de varios miles de caballos de potencia?

Un deslumbrante vehículo pasa con el escape abierto y pegada a la mierda que de allí emerge también se adivina un tema de K-Paz de la Sierra que versa sobre "una vecinita que está muy bonita". De nueva cuenta esa vibración que sacude mi oído se ha vuelto hedor.

Y vuelvo al párrafo de Marcus que sigo sin entender.

4 comentarios:

chinchilla dijo...

Lo que más me espanta de Ebrard es que le dé una pensión de $750 mensuales a los chicos banda de Neza y la Agrícola Oriental. Me encanta que los impuestos se vayan en mantener escoria. Viva el tíner fanclub... Compremos unos rifles.

chinchilla dijo...

Jeje... acabo de leer tu encuesta. Por supuesto que pulsé la "c".

elgüesos dijo...

Si escucharamos por la boca y comiéramos por las orejas, en esa fonda de la que hablas hubieras dejado vomitada la mesa, incluso antes de probar ese trozo de carne. Y si K- Paz fuera un platillo listo para ser probado, ¿cuál sería? Yo digo que una orden de esos tacos que venden afuera del metro Aeropuerto, de a cinco por diez. Jesús, tienes un nuevo lector de este tu blog.

Sonic Reducer dijo...

Cerdi: No desesperes. Ya viene la pista de hielo gigante en el Zócalo (no olvides llevar tus patines y ni se te ocurra prestarlos a esos aguerridos aztecaerobicos). Y quién sabe... uno de estos días hasta traen a Brian Wilson para que anime una de las rumbosas playas artificiales.

Elgüesos: Bienvenido seas. Comer por las orejas... eso, sospecho, hacemos los melómanos sin remedio. Coincido contigo y además serían tacos con esa carne verde y descompuesta a la que le ponen sal nitro para que se vea rojita, sanguinolenta y fresca.